lunes, 17 de febrero de 2014

¡Música maestro! (PV)

Por más que quiera dejar de escuchar esa canción, no puedo. La pongo una y otra y otra vez. Y no me canso de escucharla. Me hace sentir bien. Es bonita, me anima, incluso, hace mover mi cuerpo instintivamente, al escuchar su ritmo.
Hay momentos, en los que me apetece escuchar música más tranquila, otras escucho ritmos electrónicos y en otras, melodías sensuales. No importa el estilo de música que sea. Me hace sentir bien y, sin ella, no podría vivir. O probablemente sí, pero prefiero tenerla en mi vida, porque ella me entiende. Sabe animarme en mis momentos bajos. Me relaja cuando no puedo dormir. Empatizo con las más tristes. Pero sobre todo, me produce una sensación de bienestar, como pocas cosas consiguen hacerme sentir así.
Me ha ayudado a superar momentos difíciles en mi vida. Tiene ese poder. Hace que me teletransporte a un lugar que no existe. Consigue, totalmente, que me evada de la realidad. Y por eso es que la necesito. Para mi es vida. Es como el oxígeno que respiro o la sangre que corre por mis venas.
Quien la siente como yo, lo entenderá. Es una pasión, un amor, una locura, una amistad, un abrazo, una sensación, una traición, un momento, un dolor, un diamante, un hombre, una mujer, un tiempo, un nuevo yo... En fin, es todo lo que vivimos día a día.
Es lo más maravilloso que el ser humano ha creado jamás. Es arte a golpe de ritmo. Te puede gustar o no, pero no deja indiferente a nadie.
Matthew Bellamy, el cantante, entre otras cosas, del grupo Muse, dijo un día:

"Hay algo en la música que, obviamente, está más allá del lenguaje mismo. Es comunicación, en su forma más pura."

Otro cantante, Kurt Cobain, dijo:

"La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor."

Y el compositor romántico, Giuseppe Verdi, habló de ella así:

"¡La música es universal! Sólo los necios y a los formalistas se les ocurre inventar escuelas y sistemas. No existe música italiana, alemana o turca. Sólo existe la música."

Y así muchas otras citas más. Y es que tiene ese gran poder, el de influir en las personas y el de abrir nuestras almas a los demás. Nos inspira y nos ayuda a crear otros tipos de arte. Porque, ¿quién no ha escrito o creado algo mientras la escuchaba? Yo sí, siempre la escucho. De hecho, todos mis relatos los he escrito escuchando música, incluido éste. 
Gracias a las nuevas tecnologías, la puedes llevar a todas partes. La puedes escuchar mientras cocinas, en la ducha, en el tren, en tu habitación, en el trabajo, en la calle, mientras haces ejercicio, incluso en sueños puedes escucharla. 
Porque, en realidad, todos estamos hechos de música, porque somos música.

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