miércoles, 6 de agosto de 2014

Papá, cuéntame un cuento (PV)

Ayer, mi hermano estuvo en casa junto con mi sobrina de 4 años. Llevaban un buen rato ya, cuando la niña, sin venir a cuento, dijo:
-Papá, cuéntame un cuento.
Se notaba que la pobre estaba cansada y quería que estuviéramos por ella. Así que, con mucha imaginación y paciencia, mi hermano empezó así:

"Érase una vez, una niña que vivía en una casita con sus papás. La niña, que estaba en una habitación con su padre, no hacía más que hablar y hablar y hablar, tanto fue así, que su padre le dijo:
-Cariño, ¿por qué no vas un rato con tu madre y le explicas lo mismo que a mi?
Y la niña, muy obediente, se fue con su madre. Ella no dejaba de hablar y hablar y hablar, así que su madre, le dijo:
-Hija mía, ahora mismo no puedo ayudarte, ¿puedes ir un ratito con papá?
Y así se pasó todo el día, de una habitación a otra, hablándoles a sus padres sin parar. Tanto hablaba, que ni comía, ni dormía.
Pasaron los días y la niña se quedó muy delgada, entonces los papás decidieron ir a visitar a un bruja para que les diera una pócima para que dejara de hablar.
-Aquí tienen. Para que funcione, se la tiene que beber entera.
-¿Seguro que funcionará? -Preguntaron los papás muy preocupados.
-Claro que sí. -Dijo la bruja.
Los papás fueron a casa y allí seguía la niña, hablando sin parar. Le dieron la poción y la niña se la bebió entera. Dejaron pasar unos segundos y... ¡Oh, no! Siguió hablando.
Volvieron a ir a la bruja, esta vez con la niña. La bruja al oirla, les dijo a los papás:
-Esto sólo se puede solucionar con una maldición.
-¿Con una maldición? Pero, no le hará daño, ¿verdad?, sólo le afectará a la voz ¿no?. -A los papás les asustaba que la maldición le hiciera daño a su pequeña. Entonces la bruja les explicó:
-No, la maldición no le hará daño alguno. Lo único que provocará, será que no volverá a hablar, nunca.
Los papás se quedaron mirando y, más tranquilos, accedieron a que la bruja maldijera a su pequeña, para que dejara de hablar. La bruja, cogió en brazos a la niña y, mirándola muy fijamente a los ojos, comenzó a pronunciar el conjuro:
-Pataplim, pataplom, pataplam, que esta niña no vuelva a hablar nunca más.
En ese instante, la niña se durmió en los brazos de la bruja y ella, con mucho cuidado, se la devolvió a sus padres y les dijo:
-Ahora dormirá profundamente durante unas horas, cuando despierte, ya no podrá hablar, nunca más.
Los padres se sintieron aliviados y volvieron a su pequeña casita.
Al cabo de unas horas, la niña despertó pero no habló. Los padres se abrazaron contentos por no tener que escuchar sus largas charlas.
Pasaron los días y la casa seguía en silencio. La mamá miraba a su niña y se sentía triste por no volverla a oir. Al papá también le pasaba lo mismo, así que decidieron volver a hablar con la bruja, para ver si podía hacerla hablar sólo un poquito. La bruja les dijo que la maldición no se podía deshacer con ningún conjuro, que lo único que podían hacer era darle muchos besitos y mimos y, de esa forma, volvería a hablar.
Eso hicieron los papás, en cuanto llegaron a casa, cogieron a la niña y empezaron a darles muchos besitos y muchos mimos. Al cabo de un rato, la niña los miró y volvió a hablar como antes de la maldición.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado"

Como habeis podido comprobar, mi hermano tiene muchísima imaginación, pero la niña quedó satisfecha, aunque sólo unos minutos...
De hecho, esta entrada se la dedico a mi hermano, por la paciencia que tiene con mi sobrina y a ella también, por ser tan bicho y cariñosa.

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